La reina Isabel II hizo su primera gran aparición pública en casi seis meses este martes en una misa en la abadía de Westminster, en Londres, para honrar a su difunto marido, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
Debido a sus problemas de salud, la reina, de 95 años, había cancelado varios compromisos oficiales desde que fue hospitalizada en octubre por un motivo no revelado y vive recluida en el Castillo de Windsor, a unos 40 kilómetros de Londres.
La monarca, apenas confirmó su presencia en la ceremonia esta misma mañana, mediante un portavoz del palacio de Buckingham, horas antes de desplazarse desde su residencia de Windsor hasta Londres, debido a que últimamente ha padecido problemas de movilidad.
Los miembros de las distintas Casas reales de Europa fueron tomando asiento de manera escalonada antes de arrancar el servicio por el príncipe Felipe, cuyo funeral estuvo marcado por fuertes restricciones sociales por la pandemia.
El solemne evento cuenta con la presencia de la mayor concentración de miembros de Casas reales europeas desde antes de la pandemia.
Isabel II llegó junto a su hijo el príncipe Andrés de Inglaterra, quien se dejó ver en público por primera vez desde que alcanzara el pasado febrero un acuerdo extrajudicial con la mujer que lo denunció por abuso sexual cuando ella era menor de edad, llamada Virginia Giuffre.
Andrés tomó asiento en una hilera frontal de la abadía, junto con sus otros hermanos.
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