A pesar de que en Sinaloa se ha regresado a semáforo rojo (alerta máxima) debido al alto número de contagios por Covid-19, el Gobernador, Quirino Ordaz Coppel, ha declarado un inminente regreso a clases el próximo 30 de agosto. Esto ha generado gran controversia entre miembros de la comunidad médica y educativa, padres de familia e incluso entre los mismos estudiantes.
Aunque sin duda es una decisión bastante compleja, consideró que se debe ponderar el derecho a la salud frente al resto de los derechos fundamentales de todo ser humano, debido a que sin este, es imposible el ejercicio de cualquier otro y más aún, tratándose de la salud y el bienestar de los menores como máxima prioridad.
¿Enviaría usted a sus hijos a las aulas? Es una pregunta que miles de padres de familia se hacen una y otra vez, pues la población estudiantil de nivel básico no cuenta con la aplicación de la vacuna, lo que les provoca incertidumbre y preocupación. Además, al resto de la comunidad educativa tampoco les garantiza ser contagiados o propagadores del virus.
Los mecanismos de coordinación entre autoridades estatales para este proceso de reincorporación tampoco convence, pues se ha generado una serie de opiniones mediáticas que lejos de dar certeza y seguridad a la población, ponen de manifiesto la falta de planeación y organización.
¿Es pertinente el regreso a clases presenciales? El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, manifestó el pasado mes de julio el retorno a clases y posteriormente, debido al debate generado por la población, aclaró que este sería acotado, escalonado y voluntario.
Sabemos que en algún momento se debe dar este paso, sobretodo porque la pandemia ha generado una crisis educativa que seguramente será una de las secuelas más lastimosas para millones de estudiantes y un gran desafío para los gobiernos de invertir y redoblar esfuerzos para reducir el impacto. Sin embargo, no se observa al momento, una estrategia que garantice la salud de estudiantes, docentes y padres de familia.